¿Quieres hacer un curso de piercing y aprender a colocar piercing?
Si has llegado hasta aquí, probablemente te ronda una idea en la cabeza: quieres ser piercer profesional. No se trata solo de saber perforar, sino de dominar un arte que combina técnica, precisión y un profundo respeto por el cuerpo. Y como todo arte, requiere una buena formación. Pero no cualquier formación… Así que vamos por partes.
1. Encuentra un Centro de Piercing, no un Salón de Belleza
Lo primero que debes entender es que no cualquier lugar sirve para formarte. Los centros de estética, peluquerías o salones de belleza pueden ser buenos en lo suyo, pero ¿de verdad crees que en un sitio donde hacen manicuras y pedicuras van a enseñarte el arte de perforar con criterio, responsabilidad y técnica?
No te dejes engañar por nombres bonitos o promociones llamativas. La formación en piercing requiere algo más: un espacio profesional, materiales específicos, y sobre todo, instructores que vivan el piercing a diario. Estamos hablando de dominar cambios de joyería, enroscar y desenroscar accesorios, evaluar la viabilidad de una perforación y ejecutar cada una con seguridad y conciencia.
2. Analiza el Curso a Fondo: Temario, Horas y Prácticas
No te apuntes al primer curso que veas. Revisa el contenido. ¿Cuántas horas ofrece? ¿Incluye prácticas en modelos reales? ¿Tiene temario específico de anatomía, bioseguridad y técnicas de perforación modernas?
Un buen curso no se basa solo en perforar orejas. Hay que conocer todos los tipos de perforaciones, desde el lóbulo hasta los genitales. Debes familiarizarte con el instrumental, la esterilización y los tipos de joyería más adecuados para cada parte del cuerpo. Y sí, también hay que practicar. Mucho. Idealmente, sobre modelos reales bajo supervisión profesional.
3. Compara Opciones: El Precio No Siempre Habla de Calidad
Es fácil dejarse llevar por el precio. Pero atención: ni el más caro garantiza ser el mejor, ni el más barato es sinónimo de mala formación. Lo que importa es el equilibrio entre lo que pagas y lo que recibes.
Haz una tabla comparativa. Incluye: duración del curso, número de prácticas reales, si incluye materiales, qué tipo de certificación obtienes y si hay seguimiento posterior. Este último punto es clave y, a menudo, ignorado.
4. ¿Te Acompañan Cuando Termina el Curso?
Un detalle que marca la diferencia entre un curso más y una formación de calidad: el acompañamiento. Empezar como piercer puede ser abrumador. Tener alguien que resuelva tus dudas, te oriente y te dé feedback durante tus primeros pasos es un valor enorme.
Busca centros o formadores que ofrezcan asesoramiento post-curso. Un grupo privado, tutorías o una línea directa con el instructor pueden darte ese empujón que necesitas para sentirte seguro al trabajar con clientes reales.
No responses yet